martes, 11 de enero de 2011

El Decano del Colegio de ingenieros de caminos, canales y puertos de Cataluña, reconoce y alaba la retroactividad de la Ley de Costas

La Ley de Costas, aprobada en 1988, casi hace 22 años, ha sido una norma con una presencia constante a la opinión pública a lo largo de toda su vida, lo que prueba la relevancia que ha tenido su aplicación en la nuestra sociedad. Polémica en el momento de su aprobación y polémica en la actualidad por las circunstancias que acompañan su ejecución, ha supuesto un cambio importante en la mentalidad del país, al otorgar el litoral, en un sentido amplio, el carácter de dominio público, con lo que significa para la protección efectiva y el uso ciudadano.
 Lo fue en el momento de su aprobación, al otorgarle el carácter retroactivo que ha permitido la intervención en algunos de los casos flagrantes de agresión en el litoral. Esta retroactividad también ha dado lugar a situaciones un poco surrealistas, como la confiscación por parte del Estado del Molino de Mareas de Portu Errota, en el País Vasco, un prodigio de la ingeniería hidráulica construido y habitado desde el 1683, que avalaría una retroactividad de más de tres siglos. Esta aplicación siempre ha sido una de las cuestiones más discutidas y polémicas de la ley.

Por otro lado, la ley era necesaria. Con ella se derogó la ineficiente y ambigua ley del año 1969, que permitió el desarrollo de proyectos inmobiliarios que han dañado una buena parte de la costa, especialmente en el litoral mediterráneo, donde los espacios vírgenes son excesivamente escasos. En la ciudad de Barcelona, la aprobación de esta ley generó bastante ruido al coincidir con las operaciones de recuperación de la franja litoral del proyecto olímpico. En ese momento se oyeron no pocas voces que afirmaban que la ley quería avalar el urbanismo de los Juegos, y todo el mundo recuerda la enorme oposición popular que supuso la demolición de los entrañables chiringuitos de la Barceloneta, a los que atribuir un "valor histórico incalculable", que desaparecían víctimas de la "modernidad olímpica". El tiempo tiene la virtud de poner las cosas en su sitio, y aunque podemos añorar los arroces a pie de arena, el ciudadano ha ganado espacio para su uso. Con 22 años todavía es una ley muy viva y polémica, quizá por la lenta velocidad con la que cubriendo los objetivos que se expresan en la exposición de motivos.De la ley se pueden destacar dos virtudes. Por un lado, que ha sido una ley valiente.
El Sr Josep Oriol tiene la obligación de conocer y respetar la Cosntitución, que en su art. 9 dice:

3. La Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica, la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos.

¿Cómo se atreve a hablar de situaciones subrealistas cuando lo que está defendiendo es lo contrario a lo que ordena nuestra Carta Magna?
Este tipo de gente es la que está en la cumbre del poder. Gente ignorante y prepotente que se considera está por encima del bien y del mal.
Así va España. Así nos va a los españoles.