miércoles, 30 de julio de 2014

La licencia del hotel El Algarrobico es legal, según el TSJA

La licencia municipal de obras concedida en 2003 al Azata del Sol para construir el hotel en el paraje de El Algarrobico, en Carboneras (Almería), es conforme a derecho y no viola ni la Ley de Costas ni la normativa que protege los valores medioambientales del parque natural de Cabo de Gata-Níjar.

Así lo ha dictaminado la Sección Tercera del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) en una sentencia que estima los recursos de Ayuntamiento de Carboneras y empresa promotora contra el fallo del juez de Almería, Jesús Rivera, que ordenó en 2008 la revisión de oficio de esa licencia al estimar que el hotel invadía el dominio público marítimo terrestre y se levantaba sobre suelo no urbanizable de especial protección.
La sentencia hecha pública este miércoles por el alto tribunal andaluz sostiene que la resolución de Rivera causa indefensión a las partes demandadas al no haber resuelto de "forma congruente y motivada" sus argumentos contra la revisión de oficio, ni la denuncia del Ayuntamiento de que las asociaciones ecologistas no habían aportado los documentos que exige la Ley para interponer demandas contencioso administrativas".
"Declaraciones más allá de su competencia"
En cuanto al recurso de la Junta de Andalucía, declara que la sentencia "fue incongruente" porque, pese a negar todos los argumentos por los que la Junta pedía la nulidad de la licencia, estimó el recurso del letrado de la administración autonómica "y además, no se limitó a declarar que se iniciara el trámite de revisión de oficio sino que hizo declaraciones que iban más allá de su competencia".
También revoca la sentencia por este motivo aunque entra a resolver el fondo de la demanda y declara que la licencia fue otorgada "con arreglo al planeamiento urbanístico aplicable ya que este planeamiento había sido aprobado por la propia Junta de Andalucía y por el Ayuntamiento carbonero", contando, según remarca, con "informes previos y favorables" de la Administración del Estado, "que como titular de la defensa de las Costas no opuso ningún inconveniente".
Los planes urbanísticos, de cumplimiento obligatorio
La sentencia de la Sección Tercera, según indica el TSJA en un comunicado, sostiene, asimismo, que el ordenamiento jurídico "debe articular los medios para que los planes urbanísticos sean coherentes con la legislación ambiental y de costas", pero matiza que, una vez aprobados, "su aplicación y la concesión de las licencias de obras previstos en dichos planes es obligatoria para el Ayuntamiento".
"No puede alegarse la nulidad de aquellos planes urbanísticos, que son normas jurídicas vigentes, y su eventual nulidad no constituye causa para la revisión de la licencia urbanística", remarca.
El tribunal argumenta que la propia ley "impide los procedimientos de revisión de oficio de los reglamentos y planes urbanísticos a instancia de particulares, que pueden solicitar su declaración de nulidad si recurren las licencias que los aplican dentro del plazo legal para ello, dos meses desde el otorgamiento de la licencia".
Recuerda, no obstante, que, una vez que dichas licencias alcanzan firmeza, "solo se puede pedir su revisión de oficio por defectos de nulidad de las propias licencias, y no de los planes o reglamentos que definen las condiciones para otorgarlas".
"Por tanto, la clave del litigio es que lo que el juez de instancia --en alusión al magistrado Jesús Rivera-- resolvía como motivo para revisar la licencia eran las supuestas ilegalidades de los planes urbanísticos, y no defectos de nulidad de la propia licencia, que era firme y por tanto inatacable por esta vía".
Defecto de forma
Con respecto a la causa de inadmisión de las impugnaciones de los colectivos ecologistas, señala que la causa de la inadmisión es que quienes comparecieron en nombre de estas asociaciones ecologistas "no acreditaron que existiera un previo acuerdo del órgano competente de las respectivas asociaciones que asumiera la decisión de interponer las demandas" y subraya que es "imprescindible" dicho acuerdo para actuar válidamente en nombre de una persona jurídica como son estas asociaciones privadas.
También expone que este defecto de comparecencia, que se les puso de manifiesto por la defensa del Ayuntamiento de Carboneras, pudo haber sido subsanado en toda la tramitación ante el Juzgado de lo Contencioso-administrativo número 2 de Almería pero que "no aportaron el acuerdo, ni alegaron nada sobre la razón de no hacerlo".
La Sección Tercera estima, así, que hay un "incumplimiento consciente" de este requisito que la ley exige para garantizar que las asociaciones privadas asumen la responsabilidad de los actos y demandas de quien comparece en el proceso, "lo que el juez Rovera debería haber declarado y no entrar a enjuiciar los recursos así interpuestos".

martes, 29 de julio de 2014

COSTAS S.A. ¡LA PLAYA ES MÍA!

David Devesa: “las hamacas invaden claramente los seis metros que exige la Ley de Costas”

Unión Progreso y Democracia se ha hecho eco de las quejas de los vecinos de Benidorm por la masificación y colocación de las hamacas en las playas de la ciudad. En este sentido, la vigente Ley de Costas 22/1998 contempla en su artículo 27 una servidumbre obligatoria de tránsito de seis metros a partir del límite interior de la ribera del mar.

Para el coordinador de UPyD en Benidorm, David Devesa, “es alarmante la mano blanda del gobierno de Amor y Navarro, especialmente en las competencias controladas por los liberales, como es el caso de las playas. Lo único que pedimos es que se haga cumplir la ley y los pliegos de contratación. Por lo visto todo un lujo en esta ciudad donde lo que rige y se aplica es la ley de la selva”

Viendo estas imágenes nadie, absolutamente nadie, puede decir que la Ley de Costas protege el medio ambiente. Queda claro para que confiscan la propiedad privada... 

jueves, 17 de julio de 2014

Aquí no hay playa (Matías Vallés)

He firmado informaciones mentirosas sobre la desaparición inminente de las playas de Mallorca, avaladas por geólogos catastrofistas. Aprovecho para pedir perdón, me despisté de mi fe en que ni los dioses telúricos lograrían castigar a la isla con la saña desplegada por los nativos. Aquí no hay playa, como predijeron los científicos, pero porque ha sido engullida por una plaga de tumbonas individuales o dobles, sombrillas, voleibol, motos acuáticas, bananas, velomares y planchas para practicar el deporte bobo de cada verano. El litoral playero ha sido desfigurado por un arsenal de inventos ridículos para gentes inquietas, que tienen una solución muy barata si se aburren en la playa. No pisarla.

Con la carrera de obstáculos diseñada por las autoridades, descansar en una playa mallorquina es más arriesgado que pasear por Palma. El menú completo solo necesita la peste de ciclistas playeros, y todo se andará. La tortura de los supervivientes corre a cargo del infierno sonoro de los negocios citados. El planeta mejoraría si se liberalizara la caza de disc-jockeys y percusionistas, cavilo mientras los invasores de playas recogen y almacenan sus enseres sobre la arena, otro privilegio.

La comercialización de cada grano de arena mallorquín no podía empeorar, así que Costas lo ha logrado. Se trata de la institución más siniestra de Balears, en dura liza con Puertos y Aena. Los escasos metros cuadrados libres de tumbonas y bananas han sido concedidos a chiringuitos deleznables, donde la oferta de una felación en masa mejoraría la calidad de los antros instalados con la bendición de Rajoy. Los baruchos son indispensables desde la logística, porque ya se sabe que la costa mallorquina flojea en restauración. Se levantan sin los requisitos exigidos a los locales de ocio. Si se montaran en plena calle, serían retirados por insalubres, y los consentimos en nuestra única fuente de ingresos. La autoridad no pierde oportunidad de sugerirnos que estorbamos, el mundo se divide entre los pueblos malditos y los que persiguen la maldición.

http://www.diariodemallorca.es/opinion/2014/07/17/hay-playa/947559.html

Pilar Soriano (Compromís) acusa al PP de haber mentido y negado durante años el problema de las playas del sur

Pilar Soriano, concejala de Compromís, ha criticado duramente a la concejala del PP, Lourdes Bernal, por haber puesto en grave peligro las playas del Sur de Valencia al haber negado la existencia del problema hasta ayer, que por fin lo reconoció en un comunicado de prensa. 
Tras las declaraciones de ayer de la concejala de playas del Partido Popular, Lourdes Bernal, en la que reconocía que "hay que poner fin a la invasión de la arena en el Paseo Marítimo", Compromís ha acusado al equipo de gobierno del PP de haberse tapado los ojos durante toda la legislatura como si así fuese a solucionarse el problema, una actitud totalmente irresponsable y absolutamente fuera de lugar en el que debería ser un gobierno serio para una ciudad como Valencia.
En ese sentido, desde el Grupo Municipal de Compromís se ha recordado la moción al Pleno que Pilar Soriano presentó el pasado mes de marzo de 2013 alertando ya sobre este mismo problema y exigiendo al Ayuntamiento soluciones "de fondo" que solucionaran el problema de raíz de una vez por todas.
En ese mismo Pleno Bernal acusó a Compromís en su respuesta de inventarse problemas innexistentes e, incluso, llegó a afirmar que las playas del sur: "no sólo no han decrecido sino que ha habido una pequeña acreción". 
Pilar Soriano ha lamentado que: "una vez más el tiempo acabe dando la razón a Compromís, evidenciando la desidia y la parálisis del actual gobierno de la señora Alcaldesa Rita Barberá, que prefiere esconder los problemas antes que solucionarlos, simplemente por cuestiones electoralistas".

PLAYA DEL SALER (antes de la ampliación del Puerto)

PLAYA DEL SALER (después de la ampliación del Puerto) 

Nadie puede negar la pérdida de playa después de ver estas fotos. 
En este país "quién contamina no paga", pagan los ciudadanos como siempre.

martes, 15 de julio de 2014

COSTAS S.A. PRIVATIZA LAS PLAYAS

El afán de los ayuntamientos costeros por promocionar sus playas, dar más servicios a los turistas y hacer caja ha inundado los arenales de atracciones acuáticas, pistas de tenis, campos de fútbol y voleibol, parques infantiles y, sobre todo, hamacas, sombrillas y toldos de pago que cierran el paso a los bañistas que no hacen uso de ellos y les quitan espacio en la arena. La Costa Daurada es un buen referente de esta pugna por el espacio. No tanto en las pequeñas calas de Cunit, como en las playas de Salou. Son dos ejemplos extremos, pero que han desatado protestas de los bañistas, que se quejan de que no les queda lugar para plantar sus sillas, sombrillas y toallas.
«Nos quieren quitar la playa a la que vamos desde hace 40 años, y no lo vamos a consentir», dice indignado Gregorio Hurtado, un jubilado que vive en los apartamentos situados en primera línea de mar, frente a la playa de Can Toni, en Cunit, casi en el límite con Segur de Calafell. «Vamos a seguir bañándonos en este trozo y que sea lo que sea», añade Antonio, un vecino de hamaca y sombrilla.
Un grupo de jubilados de esta zona de Cunit ha estado una semana en pie de guerra hasta que finalmente consiguió el jueves que el ayuntamiento ordenara desplazar más hacia el norte la atracción acuática que se había instalado allí este año. «Ya impedimos que se construyera el puerto deportivo», recuerda Hurtado para confirmar su determinación.
En los 2,5 kilómetros de costa de Cunit, las playas están formadas en torno a siete espigones. Son amplias, aunque se estrechan en algunas zonas. En la de Can Toni se han instalado este año un chiringuito, la atracción llamada banana beach y el discutido parque acuático. «La intención del ayuntamiento, en primer lugar, es no molestar a nadie, pero también ofrecer una oferta de calidad para promocionar nuestras playas y dar las garantías de calidad y seguridad que se exigen», justifica Pedro Ruiz, primer teniente de alcalde de Cunit.
JUBILADOS EN LUCHA / El sábado de la semana pasada, un grupo de jubilados habituales de Can Toni formaron una cadena humana en la orilla de la playa para impedir la actividad del parque acuático. Tuvieron que intervenir los mossos y la policía local para apaciguar los ánimos, pero los jubilados iniciaron una campaña de recogida de firmas para reforzar sus peticiones.
«Se ha cambiado de lugar la atracción para atender a los vecinos, pero también a la empresa, porque en el lugar donde estaba acostumbra a haber más mala mar», arguye Ruiz. «Apenas hemos trabajado dos días desde que nos instalamos el día 1 de julio», lamenta Toñi Luna, vecina de Cunit y una de las socorristas que ha contratado la atracción.
Los jubilados han sido constantes en su empeño. Dos grupos de ellos se plantaron hasta el miércoles en la arena pegados a un lado y otro de la atracción. «Tienen espacio de sobra pero se ponían justo encima, como si la playa fuera de ellos», reprocha la socorrista tras informar a una pareja que acude con dos niñas sobre los precios de la atracción (ocho euros por 25 minutos).
«En otras playas, los vecinos se quejan porque no hay atracciones», asegura el edil Ruiz. Pero los jubilados se mantienen firmes. «Nos han puesto voleivol, dos chiringuitos y los hinchables. Nos van a dejar sin playa», critica Antonio, que prefiere reservarse el apellido, aunque es uno de los abanderados de la protesta. Y Hurtado agrega: «Estoy hecho polvo de las caderas. ¿Qué hago, me voy a bañar a las rocas para matarme?»
La inmensa playa de Llevant, en Salou, como cada año se ha transformado en un mar sombrillas y hamacas de pago en el que apenas queda sitio para los que van por libre. Pese a ello, parece haber menos conflictos que en Cunit. «Solo se quejan unos cuantos que tienen el apartamento de toda la vida al otro lado del paseo», dice Sergio, responsable de una empresa de alquiler de motos acuáticas. «Esta playa es muy grande, pero es complicado encontrar un rincón libre», replica la riojana Isabel Garcés, que está pasando las vacaciones con su familia en un apartamento frente a la playa.
¿Dònde ha quedado la famosa frase de que las playas son de uso libre y gratuito
COSTAS S.A. ha hecho el negocio el siglo confiscando las propiedades ajenas; ahora lo hace privatizando las playas mediante jugosos contratos de concesiones. Ya lo dijo hace años un Director General de Costas: "las playas son oro molido"