martes, 15 de julio de 2014

COSTAS S.A. PRIVATIZA LAS PLAYAS

El afán de los ayuntamientos costeros por promocionar sus playas, dar más servicios a los turistas y hacer caja ha inundado los arenales de atracciones acuáticas, pistas de tenis, campos de fútbol y voleibol, parques infantiles y, sobre todo, hamacas, sombrillas y toldos de pago que cierran el paso a los bañistas que no hacen uso de ellos y les quitan espacio en la arena. La Costa Daurada es un buen referente de esta pugna por el espacio. No tanto en las pequeñas calas de Cunit, como en las playas de Salou. Son dos ejemplos extremos, pero que han desatado protestas de los bañistas, que se quejan de que no les queda lugar para plantar sus sillas, sombrillas y toallas.
«Nos quieren quitar la playa a la que vamos desde hace 40 años, y no lo vamos a consentir», dice indignado Gregorio Hurtado, un jubilado que vive en los apartamentos situados en primera línea de mar, frente a la playa de Can Toni, en Cunit, casi en el límite con Segur de Calafell. «Vamos a seguir bañándonos en este trozo y que sea lo que sea», añade Antonio, un vecino de hamaca y sombrilla.
Un grupo de jubilados de esta zona de Cunit ha estado una semana en pie de guerra hasta que finalmente consiguió el jueves que el ayuntamiento ordenara desplazar más hacia el norte la atracción acuática que se había instalado allí este año. «Ya impedimos que se construyera el puerto deportivo», recuerda Hurtado para confirmar su determinación.
En los 2,5 kilómetros de costa de Cunit, las playas están formadas en torno a siete espigones. Son amplias, aunque se estrechan en algunas zonas. En la de Can Toni se han instalado este año un chiringuito, la atracción llamada banana beach y el discutido parque acuático. «La intención del ayuntamiento, en primer lugar, es no molestar a nadie, pero también ofrecer una oferta de calidad para promocionar nuestras playas y dar las garantías de calidad y seguridad que se exigen», justifica Pedro Ruiz, primer teniente de alcalde de Cunit.
JUBILADOS EN LUCHA / El sábado de la semana pasada, un grupo de jubilados habituales de Can Toni formaron una cadena humana en la orilla de la playa para impedir la actividad del parque acuático. Tuvieron que intervenir los mossos y la policía local para apaciguar los ánimos, pero los jubilados iniciaron una campaña de recogida de firmas para reforzar sus peticiones.
«Se ha cambiado de lugar la atracción para atender a los vecinos, pero también a la empresa, porque en el lugar donde estaba acostumbra a haber más mala mar», arguye Ruiz. «Apenas hemos trabajado dos días desde que nos instalamos el día 1 de julio», lamenta Toñi Luna, vecina de Cunit y una de las socorristas que ha contratado la atracción.
Los jubilados han sido constantes en su empeño. Dos grupos de ellos se plantaron hasta el miércoles en la arena pegados a un lado y otro de la atracción. «Tienen espacio de sobra pero se ponían justo encima, como si la playa fuera de ellos», reprocha la socorrista tras informar a una pareja que acude con dos niñas sobre los precios de la atracción (ocho euros por 25 minutos).
«En otras playas, los vecinos se quejan porque no hay atracciones», asegura el edil Ruiz. Pero los jubilados se mantienen firmes. «Nos han puesto voleivol, dos chiringuitos y los hinchables. Nos van a dejar sin playa», critica Antonio, que prefiere reservarse el apellido, aunque es uno de los abanderados de la protesta. Y Hurtado agrega: «Estoy hecho polvo de las caderas. ¿Qué hago, me voy a bañar a las rocas para matarme?»
La inmensa playa de Llevant, en Salou, como cada año se ha transformado en un mar sombrillas y hamacas de pago en el que apenas queda sitio para los que van por libre. Pese a ello, parece haber menos conflictos que en Cunit. «Solo se quejan unos cuantos que tienen el apartamento de toda la vida al otro lado del paseo», dice Sergio, responsable de una empresa de alquiler de motos acuáticas. «Esta playa es muy grande, pero es complicado encontrar un rincón libre», replica la riojana Isabel Garcés, que está pasando las vacaciones con su familia en un apartamento frente a la playa.
¿Dònde ha quedado la famosa frase de que las playas son de uso libre y gratuito
COSTAS S.A. ha hecho el negocio el siglo confiscando las propiedades ajenas; ahora lo hace privatizando las playas mediante jugosos contratos de concesiones. Ya lo dijo hace años un Director General de Costas: "las playas son oro molido"