La erosión de la playa de
El Saler no es una amenaza, sino una realidad que sufren los vecinos de la zona
de la Garrofera, los bloques de apartamentos próximos a la Devesa y la
urbanización La Casbah situada en primera línea de mar. El fuerte oleaje y la ausencia
de un aporte de arena ha causado un escalón en esta parte del litoral, entre el
antiguo hotel Sidi Saler y la gola del Puchol, en pleno Parque Natural de la
Albufera.
Los vecinos de La Casbah, que forman parte de la asociación de vecinos la Devesa, dieron ayer la voz de alarma para reclamar un aporte de arena urgente, la construcción de escolleras y la consolidación del pequeño paseo marítimo que protege sus viviendas de los temporales.
El temporal de esta semana
que azotó la ciudad durante unas horas y produjo cuantiosos destrozos no fue
tan grave en El Saler, aunque la aparición del escalón «lleva varios días y es
un peligro para las personas mayores que vienen estos días a bañarse». La
erosión ha ido a más por el empeoramiento del tiempo y el aumento de las
corrientes.
En esta zona fue donde a
finales de 2012 se produjo uno de los desastres ecológicos más graves ocurridos
en El Saler, al embarrancar dos buques mercantes por una fuerte tormenta. La
erosión fue tan grande que se modificó la línea de la costa, hasta que el
Ministerio de Medio Ambiente repuso las dunas y la playa a su estado anterior
con un aporte extraordinario de arena y la plantación de especies autóctonas
del parque de la Albufera.
Fuentes de la entidad
indicaron que mediante escritos a las distintas Administraciones Públicas y a
la Autoridad Portuaria, desde que en 2010 finalizaron las obras de la última
ampliación del puerto, se ha pedido la regeneración de esta parte del litoral.
Tanto los proyectos como
la ejecución posterior corresponden a la Demarcación de Costas. Fuentes de la
Delegación del Gobierno indicaron sobre la petición de los residentes que se
está pendiente de un dragado de la gola del Puchol, una obra que hará el
Ayuntamiento, para llevar toda la arena a la Garrofera. La asociación de
vecinos sostiene que debe hacerse cargo de todas las actuaciones el Puerto,
como «figura en la resolución del 30 de julio de 2007 por la que se formula la
declaración de impacto ambiental de la ampliación norte». Aducen también la
«legislación medioambiental española y comunitaria, basadas en el principio de
que quien contamina paga». Sobre esto señalaron por último que confían en que
el nuevo presidente de la Autoridad Portuaria, Aurelio Martínez «tenga la
visión y el sentido común que ha adolecido su predecesor, que dejó olvidados en
los cajones cientos de escritos de valencianos preocupados por esta situación».
Algo más al norte de la
Garrofera se sitúa el antiguo polideportivo de El Saler, donde se trasladó
arena de la Malvarrosa para construir cordones dunares. La finalización de este
proyecto carece de plazos, en una zona donde ahora están esparcidas toneladas
de algas de la playa de Pinedo, que se llevaron este verano para evitar su
pudrición en el litoral y las quejas de los bañistas.
«Cuando el Ministerio
quiere sí se regeneran las playas. Todos los años repara una gran parte de este
litoral, pero en la Garrofera no se toma ninguna solución definitiva».
En opinión de la
asociación de vecinos, no hay voluntad política para «frenar la erosión en las
playas del parque natural pese al elevado valor que tienen y estar la zona cada
vez más reconocida a nivel internacional e incluida el Parque Natural Red Natura
2000», además de reclamar la consolidación de las golas.