martes, 25 de mayo de 2021

Torre la Sal somos todos (CRISTINA FERNÁNDEZ)

 

Pocos anuncios han movilizado tanto a la opinión pública y a los partidos políticos con representación en nuestra provincia como el derribo del poblado marítimo de Torre la Sal. Una chapuza administrativa más en el largo historial de la Dirección de Costas, tras Nules o Xilxes, que demuestra la nula sensibilidad de sus responsables con nuestra costa. Porque una cosa es garantizar que se cumpla la ley y otra, muy diferente, olvidar que las leyes las hacemos entre todos para garantizar nuestra convivencia. Nunca el enfrentamiento. Y menos la expropiación y derribo a golpe de decreto.

Siempre he entendido el ejercicio de un cargo público como una responsabilidad a pie de calle, así que nada más conocer la noticia cogí mi coche y fui a Torre la Sal. Es un viaje que cada año hacemos miles de castellonenses, porque en pocos enclaves provinciales se respira esa esencia de lo que fuimos y lo que somos como pueblo. Un poblado marinero que siempre entendió que el Mediterráneo era mucho más que una fuente de alimento, una autopista a la historia por la que transitaron fenicios, griegos, romanos o cartagineses. En Torre la Sal todo empieza y acaba en el mar, es su razón de ser. También la nuestra.

Nada más llegar, apenas recorridos unos cuantos metros, ya me encontraba hablando con una de las vecinas afectadas que no dudó en invitarme a entrar en su casa: Conchín Andreu. Como responsable de Turismo en Benicàssim, siempre he pensado que la mejor campaña de promoción es la hospitalidad, y os puedo asegurar que ella sería una excelente embajadora de nuestras costas. Tres de sus cuatro hijos viven en Torre la Sal, incluso sus nietos que van a diario al colegio de Torreblanca, lo que habla a las claras lo que significa esa playa para ella. Fue su marido, que hoy tiene 73 años, el que la heredó de su abuelo quien a su vez la compró a Capitanía Marítima de Vinaròs. Toda una vida de recuerdos frente al mar.

Conchín me enseñó la famosa carta de Costas en la que les daban a ella y a su familia ocho días para alegar contra la expropiación de sus viviendas, las mismas que han mantenido ella, su marido y sus hijos con el trabajo de toda su vida. Ocho días para alegar contra el derribo de unas casas que llevan 150 años en pie. Un despropósito. ¿Y no hubiese sido mejor ponerse en contacto con el Ayuntamiento de Cabanes, mantener reuniones con los propietarios y trabajar juntos para proteger esta singularidad dentro de la legalidad?

Estoy segura que ninguno de los responsables de Costas en Madrid han estado nunca en Torre la Sal, ni de visita. No han escuchado a Conchín, ni a Juan, ni han comido nunca en Casa Artemio que lleva abierto desde 1970, hace más de cuatro décadas. No se puede decidir la vida de las personas desde un despacho en el que ni se adivina el mar. Les invitamos a que utilicen otro tipo de brújula, la emocional, y den marcha atrás a una decisión incomprensible. Nos tendrán enfrente si no lo hacen, a Ciudadanos y a toda la provincia de Castellón. Torre la Sal lo merece. Torre la Sal somos todos.

Portavoz de Ciudadanos en la Diputación Provincial y teniente alcaldesa de Benicàssim