"Cuando mis padres compraron su casa en El Saler, la playa estaba a 150 metros y teníamos una línea de deslinde legal. Ahora, porque la administración no ha cumplido con su deber de cuidar las costas durante décadas, me quieren quitar la propiedad". Guillermo Casanova es portavoz de la asociación de vecinos de El Saler, que cuenta con 78 afectados por la modificación del Reglamento General de Costas, que plantea derribar todas las construcciones de dominio público fijando un plazo máximo de 75 años desde su concesión.
Como Casanova y sus vecinos, este sábado se han manifestado 33 asociaciones de todo el litoral valenciano contra este reglamento que consideran injusto. En primer lugar, consideran que existen otras soluciones como regenerar las playas con arena y arrecifes artificiales que eviten que siga la degradación. En segundo lugar, no entienden que vayan a perder su casa sin ser indemnizados porque consideran que el estado no ha cumplido con su deber de cuidar el litoral y ellos, con sus casas particulares, no tienen culpa de ello.
En el caso de El Saler, el impacto de construcciones como el Puerto de València es palpable, con estudios que confirman la regresión de las playas y sobre todo la zona de la Casbah. Los vecinos lamentan que el estado "nos obliga a firmar como concesionarios para sacarnos de nuestras casas en cualquier momento, no dentro de 75 años. Si el estado quisiera hacer ahora una duna artificial, como pasa en muchos sitios, podría hacerlo", explica Casanova.
Manuel López es portavoz de la plataforma 'Mediterránia', que agrupa a las 33 localidades que se manifiestan este sábado. Explica que la punta de lanza de las reivindicaciones -con las diferencias y realidades de cada municipio- es "la regeneración de las playas". "Queremos soluciones integrales porque hay un problema de base. Meter arena en las playas sin un arrecife artificial que evite que se vuelva a ir es dar una patada hacia delante al problema
María José Bohiges, de la asociación de vecinos de Cullera también critica que "a principios del mes de julio ya nos han descargado piedras y arena en la playa de El Cordobés porque el agua ya saltaba la carretera en algunos puntos y corría el peligro de llegar a las casas". Además, recuerda que, "cuando se construyeron estas casas no estaban en primera línea, el mar ha ido engullendo la arena hasta estar al lado". Bohigues achaca el problema a la desembocadura del Júcar que parte la costa, de hecho, explica "las playas del norte en vez de perder están ganando muchos metros de playa por los sedimentos".
Dos
manifestaciones en la Ribera Baixa
En ambas concentraciones a las veinte horas se ha hecho lectura del manifiesto que han elaborado de forma conjunta más de treinta asociaciones de la costa valenciana. En dicho comunicado se realiza una serie de preguntes dirigidas al Ministerio para la Transición ecológica y el reto demográfico con el objetivo de que sirvan per iniciar el diálogo que se propone entre el Gobierno y la Sociedad civil. Los ayuntamientos de Cullera, El Perelló y Mareny de Barraquetes también han hecho acto de presencia solidarizándose con los vecinos.
En Tavernes de la Valldigna, fueron medio millar de personas las que acudieron a la concentración. La mayoría de los asistentes eran propietarios que se mostraron preocupados por el lamentable estado en que se encuentra especialmente la Goleta. El presidente de SOS, Ximo Vercher, expresaba su satisfacción por el éxito de la convocatoria y apuntaba que es «más que urgente» acometer ya «una solución definitiva» porque «cuando llegue un temporal con nombre y apellidos estaremos hablando de cosas más graves». Por su parte, el alcalde, Sergi González, expresaba el apoyo sin fisuras a una concentración que basa su éxito en que «la gente está concienciada con la regresión y en demostrar a las administraciones que queremos soluciones ».
Además de en estos puntos, cientos de personas se concentraron en el límite de las playas de Sagunt y Canet d' en Berenguer con tal de exigir al Ministerio medidas urgentes que frenen la regresión de un litoral que solo en la zona canetera ha perdido 35 metros de anchura desde 2019 al 2022, según los últimos informes encargados por este ayuntamiento.
La protesta había sido impulsada por el colectivo Mediterránea y por la asociación vecinal saguntina que agrupa a propietarios de las playas de Almardà, Corinto y Malva-rosa, preocupados desde hace años por la regresión que sufre la costa y la inaccesibilidad al mar por las grandes cantidades de piedras que se acumulan junto a la orilla tanto en tierra como en el agua. Esto último nada tiene que ver con la imagen de hace una década, con playas llenas de arena y cuyo estado, según los vecinos, se ha agravado este verano tras la protección de Almenara con espigones sin que se haya ejecutado a la vez la regeneración del litoral de Sagunt y Canet, como llegó a exigir sin éxito Sagunt hasta en los juzgados.
Los dos alcaldes, los socialistas Darío Moreno y Pere Antoni Chordà, secundaron las peticiones vecinales para urgir al Ministerio soluciones integrales que pasen no solo por el proyecto de regeneración previsto, con el futuro vertido de un millón de metros cúbicos de arena, sino que incluyan sistemas para retenerla, tal y como han pedido en sus alegaciones.
El consistorio canetero incluso colaboró en la organización de la concentración; un hecho que en nada sorprendió porque este año, por primera vez, en la zona norte de la costa canetera se han empezado a sufrir los problemas de inaccesibilidad por la presencia de piedras fuera y dentro del agua, como reconoció el mismo alcalde.
La concentración incluyó una pequeña manifestación hasta la arena, donde todo estaba preparado por el ayuntamiento canetero para que los vecinos formaran la palabra S.O.S., portando hojas con mensajes de protesta, de modo que esa llamada de atención fuera visible desde el aire para así lograr difundir más ampliamente el mensaje.
"¿De qué
sirve firmar una escritura?"
En la gran mayoría de los casos, los vecinos no serán indemnizados por perder sus casas e incluso deberán pagar su propio derribo. Así lo denuncia Manuel López, de la plataforma Mediterránia, que no entiende por qué, al menos, no les indemnizan.
«Cuando el estado necesita hacer una carretera valora las casas, las expropia e indemniza a los propietarios por perder su vivienda o terreno. No entendemos por qué en nuestro caso no es así», critica López.Guillermo Casanova, de la asociación de vecinos de El Saler, es más directo y asegura que «el artículo 8 de la ley de costas deja en papel mojado el registro de la propiedad y los papelesfirmados ante notario ¿De qué te sirve firmar una escritura si te pueden cambiar el deslinde y tirarte la casa abajo?». En su caso asegura que el estado ya está reclamando a los casi 80 vecinos afectados de la urbanización que firmen la concesión de sus casas. «En la práctica significa aceptar estar de ocupa en tu propia casa. Porque firmas que ya no sea tuya, sino una concesión del estado, que puede intervenir cuando quiera siempre que lo necesite», lamenta.
Ni siquiera, continúa Casanova, le permitirían realizar reformas en su propiedad al entenderse que ya no es suya. «Eso ha ocurrido en muchos sitios de Andalucía, donde un temporal ha roto parte del tejado de la casa y el estado ya no ha permitido que se reforme», añade. Y explica que hay un riesgo muy grande de que suceda en lugares como la playa de les Deveses en Dénia.
Este vecino de El Saler lleva dando la batalla con este tema 14 años. Explica que muchas familias que residen en esas viviendas son muy mayores y están firmando las concesiones porque aún les restan 30 años para cumplir el plazo legal de 75. «Nos han dado diez días para firmar las concesiones a todos los vecinos», asegura.
Para López, la cuestión reside en los cauces de los ríos. «Hay mil estudios que lo dicen, los sedimentos acumulados en los cauces de los ríos por culpa de embalses, hidroeléctricas o partidores son los que regeneran las playas naturalmente. Pero todo ese material está acumulado ahí y no llega porque los ríos ya no mantienen su tránsito de materiales hacia la costa. Está claro que tenemos un problema con el cambio climático, pero queremos centrar el debate ahí, porque con esos sedimentos la regresión sería muchísimo menor», asegura.
Casanova explica que «aquí nadie está en contra de la protección de las playas, el cambio climático está ahí y desde luego que tenemos que hacer algo», pero al mismo tiempo añade que «tampoco se puede demonizar a los que hemos nacido y vivido en las playas». «Yo me he criado en El Saler, y cuando mis padres se compraron la casa no estaba al lado del mar».