La llaman ley de costas pero debiera llamarse la ley del embudo: ancha para unos y estrecha para otros. En estos años he visto derribar viviendas unifamiliares de pobres diablos, total o parcialmente, porque al rehabilitarlas la altura o la forma del tejado excedía 50 cm. Y he visto chalés de personas influyentes construidos ilegalmente desde el primer ladrillo que siguen y seguirán en pie. Hagan memoria de lo que han leído en la prensa o escuchado en el Parlamento.
He visto edificios ilegales en primera línea de playa que reportaron pingües beneficios a sus promotores, en algunos casos políticos, que ni se han demolido ni han pagado la correspondiente sanción porque se le ha perdonado por ley. Otros pobres diablos no solo tuvieron que pagar a tocateja sus sanciones, sino que con intereses. Conozco casos.
He visto, en fin, construir chalés de personas pudientes y bien relacionadas encima de la playa porque a su tiempo se declaró urbanizable su parcela. ¿Casualidad? Y he visto edificios cuya licencia se concedió antes de la ley de costas, aunque se construyeran mucho después. ¡Qué previsión!
Podría seguir, mas ¿para qué?
Catedrático de Filosofía