La erosión de las playas se ha adelantado este año con un temporal de agosto que anuncia unos meses complicados
Una página después del lugar donde está colocado este artículo hay un excelente reportaje donde hablan meteorólogos con mucha experiencia. Vienen a decir que nos acostumbremos a vivir con las lluvias torrenciales, gota fría, DANA o como quieran llamarse. Me está empezando a cansar la convivencia con los problemas después de aguantar durante días la matraca del Gobierno de que hagamos lo mismo con el coronavirus y la vuelta al cole.
Los que también están hartos de convivir con problemas son los vecinos de la Devesa de El Saler, que este año han visto como un trozo de su playa ha desaparecido en pleno agosto, cuando todavía es tiempo de ir con la sombrilla al litoral de la Albufera, un parque natural con la máxima protección por si alguna institución pública no lo recuerda bien. Las dunas han quedado cercenadas y en las zonas donde estaba el viejo paseo marítimo han reaparecido los inevitables hierros de los cimientos, algunos todavía con la cinta policial colocada de la última vez que sucedió.
Lo mejor de esto, desvela la asociación vecinal, es que hace 13 meses pidieron utilizar esa vía y todavía no les han contestado desde el Ministerio que dirige Teresa Ribera. La ministra se entrevistó hace poco con el alcalde Joan Ribó por teléfono e incluso quedaron en una visita para recorrer juntos la Albufera. Lugares pendientes de mejora para visitar no van a faltar.
La situación de las playas de la Albufera no es mejor a lo que ocurre en las comarcas de La Safor y La Marina. La pandemia lo ha ocultado todo, aunque baste recordar una concentración de vecinos en Dénia por el mismo asunto, además de que los residentes de Tavernes de la Valldigna se asoman de vez en cuando por la ventana para ver lo cerca que está el mar.
Nada ha cambiado en realidad, salvo que ahora vamos con mascarilla. Los vecinos con los que he hablado de este tema el fin de semana lo resumen en una palabra: intolerable. Además, alertan de que puede ser irreversible si no se actúa a tiempo. De momento, el único que ha dado la cara ha sido el Ayuntamiento al reparar los daños del paseo marítimo de la Casbah, donde las familias ya empezaban a temer otro hundimiento como el de hace años.
Y si hay faena
en las playas del sur de Valencia, ocurre lo mismo en la Malvarrosa. Cuatro
restaurantes quedan prácticamente incomunicados cada vez que llueve fuerte, me
decía el viernes un hostelero, con charcos que parecen lagunas.
El
alcantarillado está obsoleto y sobra arena por todas partes. Ahí el problema es
diferente, debido a la presencia del puerto y su afección a todo el litoral. Al
final habrá que coger un autobús para llegar a la orilla, de tanto que crece el
arena por la acumulación de material.
El Plan del
Cabanyal incluye una propuesta de renovación del paseo marítimo que llega hasta
la Patacona. ¿Cuántos años pasarán para transformar lo que los expertos
consideran que ya está obsoleto? Me temo que demasiado tiempo para la paciencia
de vecinos y empresarios. El verdadero centro de Valencia en verano tendrá que
esperar para su lavado de cara.
https://www.lasprovincias.es/comunitat/opinion/llega-otono-alerta-20200831000516-ntvo.html