Es de primero de manipulación. De primero de totalitarismo. De primero de fascismo ideológico y pensamiento único. Crear un problema donde no lo hay y después resolverlo para hacerse pasar por grandes estadistas. Tipos cojonudos que resuelven problemas. Nadie caerá en la cuenta de que fueron la solución porque crearon el problema.
Y si alguien cae en la cuenta, no importa. El rodillo mediático progubernamental se encargará de distraer la atención.
Y esto, que es tan obvio, tan repugnantemente evidente, es lo que está pasando en estos momentos con el poblado marítimo de Torre la Sal. El poblado lleva allí media vida. Yo lo recuerdo desde siempre. Y ahora el Gobierno, a través de Costas o del Sunsuncorda, la ha liado parda y quiere no se sabe bien qué. Derribarlo, estremecerlo, contenerlo, apabullarlo…
El Gobierno central ha creado un problema donde no lo había, sin importarle un carajo comprometer a la alcaldesa y diputada de Turismo, al Gobierno valenciano y a quien haga falta. Aunque sean de su misma cuerda. De su mismo color.
Lo importante es enmerdar para así, una vez resuelto, gritar a los cuatro vientos que son la pera limonera por resolver un problema tan complicado. En fin, Serafín…
Si la cosa cambia de color en Madrid en uno o dos años dejarán el marrón para el que venga. Y entonces le exigirán soluciones. ¡País!