Parte de la historia
Los asentamientos costeros que defienden los vecinos, con una arquitectura sencilla, adaptada al medio agreste y escarpado, han logrado, entre otras cosas, el mantenimiento del propio paisaje costero y de antiguos caminos, hoy atractivos senderos turísticos, vinculados a las costumbres y tradiciones de estos pueblos. Así lo manifiestan estos ciudadanos, que entienden que "los asentamientos costeros tradicionales de Puntagorda son fruto del devenir de la propia historia del pueblo".
Al respecto, apuntan, "estos pequeños núcleos están desde su origen y a lo largo de todo su desarrollo como municipio. Con su eliminación, las tradiciones, las costumbres, la propia idiosincrasia de Puntagorda se verían dramáticamente afectadas, porque tal eliminación no va dirigida a la recuperación del entorno y de su fisonomía original, sino a la urbanización de enclaves siguiendo modelos ajenos a los usos y tradiciones de los puntagorderos.".
Ni antes ni ahora, añaden los puntagorderos, "nos encontramos con un uso especulativo, sino con la tradición que se ha heredado durante décadas. En verano los vecinos y visitantes de nuestro pueblo han encontrado antes la propia supervivencia y ahora un lugar de esparcimiento en nuestra costa".
Comentario:
Me avergüenza la falta de cultura de nuestros "mandamases" porque llamarles gobernantes, sería darles un respeto e importancia que no se merecen.
Me indigna que en este país se permita destruir la poca arquitectura popular que nos queda y que nadie haga nada, teniendo que ser nosotros, los propios perjudicados los que estemos dando la voz de alarma.
En España tenemos la tradición de no amar lo nuestro y desdeñarlo como anticuado, viejo o inservible, por eso se han perdido cantidades ingentes de patrimonio cultural, por nuestra propia incultura.
(Fotografía de La Mareta, casa de veraneo del actual Presidente del Gobierno)
En los años 50-60 podían comprarse claustros o iglesias románicas sin ningún problema para llevárselas a EEUU u otros países. Ahora se consideraría un auténtico crimen imposible de que pudiera suceder.
¿Por qué es diferente que Costas derribe, uno tras otro, los poblados tradicionales costeros? ¿Por qué nadie se lleva las manos a la cabeza ni sale nadie en su defensa? ¿Dónde están tantos expertos interesados en la conservación de los paisajes, costumbres y tradiciones?
Lo que se está haciendo con la ley de costas, es un atentado contra la dignidad de los pueblos que, con su sabiduria ancestral, supieron adaptarse al entorno; contra la cultura de España y contra la herencia patrimonial de las futuras generaciones.
¿Que les vamos a dejar? ¿Monstruosos mamotretos de ladrillo visto? ¿Inhumanas colmenas que dan grima con sólo mirarlas?
La imagen que se puede ver arriba, es el futuro que nos espera si se sigue animando a que se "limpie la costa".
¿Es que no tienen ojos en la cara ni cerebro en la cabeza quienes jaleaban, animaban y premiaban a Cristina Narbona por su labor ecologista y su política de "sostenibilidad de la costa y el mar"? Pues todo cuanto está ocurriendo es culpa de ella, de la "heroína del medio ambiente", que se encontró con un auténtico filón especulativo que ahora estamos pagando nosotros, pero, no les quepa ninguna duda, pagarán también ustedes, sus hijos y sus nietos.
Con la costa está ocurriendo lo mismo que sucedía con aquellos antiguos arcones de siglos inmemoriales de nuestros abuelos. Siempre hubo oportunistas que iban por los pueblos ofreciendo muebles de Formica, tan limpios y brillantes ellos, a cambio de "aquellos cachivaches viejos" que no servían para nada y que por mucha cera que se les diera, siempre estaban mates.
Pero no se preocupen, seguro que el Ministerio ya habrá previsto dejar alguna de las casitas como "aula de interpretación de la arquitectura típica canaria". Con eso lo arreglan todo.
Nos quedarán las fotos para que no olvidemos su barbarie revestida de salvadora ecología.
¡¡¡Qué vergüenza de país!!!