El poblado marinero de Tufia, en Telde, ofrece arenas negras y retazos de postales entre las calles blancas que van a dar al mar.
Hay rincones por los que parece no pasar el tiempo. Enclaves que conservan memoria y evocan recuerdos de sitios incluso no visitados. Uno de esos lugares bien podría ser Tufia, el barrio-playa teldense, en Gran Canaria, donde las casas blancas se apiñan en las faldas de los acantilados, rodeadas de arena negra.
Al entrar en el poblado de adosados, tras dejar el coche, las cuestas que serpentean entre las casas se antojan mil veces vistas. Con un poco de suerte, se escucha desde allá arriba la algarabía de una posible fiesta con chiringuito, paella y música de verano. Si no, no es mala alternativa detenerse, antes de arrojarse a la arena o al mar, en alguna puerta del vecindario tras la que, sorprendentemente, aguarde un bar donde hacer acopio de un tentempié.
Ya en la orilla se puede disfrutar de una jornada sin aglomeraciones y hasta sin sombrillas, porque cuando el sol comienza a abandonar la vertical, las construcciones que se meten casi al mar ofrecen sombra. Precisamente, la Ley de Costas amenaza el que fue, en su día, poblado marinero, donde se han declarado ilegales al menos 17 viviendas que buscan ahora una amnistía frente al derribo.
El simple pensamiento de derribarlo debería estár penado con cárcel.
Dá miedo pensar que tipo de politicos nos gobierna que no dudan destruir la historia de los pueblos y de la gente a la que pedirán el voto en unos días sin ningún remordimiento.
Pero más miedo da aún pensar que sea con una ley, prefabricada por ellos mismos y bendecida por el Costitucional, la que dé cobertura legal a semejantes actos vandálicos, y que con la misma ley, se pueda echar a la gente de sus hogares despojándoles de todos sus derechos
¿Dejaríamos los españoles que se aprobara una ley que permitiera derribar El Albaicín, los pueblos blancos de Cadiz o La Alberca de Salamanca....? ¿Daría el Constitucional su visto bueno a semejante aberración jurídica? ¿Que es imposible?
Por si acaso acuerdense del refrán, "cuando las barbas de tu vecino veas pelar..." o de este otro "hecho un cesto, hecho cientos".