Romanov asistió con tres personas más a una reunión con un alto cargo, que les tramitó en tiempo récord la licencia de una escalera - Su mujer le aconsejó que no utilizara la fuerza para solucionar el tema
La mafia rusa consiguió legalizar las obras de reforma del hotel de Peguera presionando a un alto cargo del departamento de Costas. Así lo asegura la Guardia Civil en el atestado policial, en el que mantiene que Alexander Romanov contactó con tres individuos, (dos de ellos extranjeros) que le ayudaron a solucionar estos problemas burocráticos.
Antes de que la mafia comprara este hotel, la antigua propiedad tuvo que derribar una parte del edificio porque estaba cometiendo una infracción de costas. Romanov estaba dirigiendo personalmente las obras de reforma del edificio, que pretendía abrir al público este próximo verano. En el proyecto se incluía una escalera exterior, que enlazara el hotel con la playa. Para construirla era necesario la aprobación del departamento de Costas.
La Guardia Civil averiguó, a través de las conversación intervenidas, que Romanov consiguió legalizar la escalera gracias a las influencias que ejerció mediante “presiones” a un alto cargo administrativo, al que identifica con nombre y apellido. Esta supuesta coacción, según los investigadores, la ejercieron tres personas que contrató Romanov, a los que denomina “sus chicos”.
Romanov se reunió en un conocido bar de Puerto Portals con un individuo que se mostró dispuesto a solucionar el problema de la licencia. Ese mismo día, el mafioso ruso llamó a su mujer y le comentó que había encontrado una solución al problema de las obras. Su esposa le aconsejó que no solucionara el problema “como lo hacían en Rusia”, es decir, a través de la fuerza, porque después “iba a deber un favor”. El empresario de Moscú acudió en persona a la reunión que tuvieron con el funcionario de Costas. La Guardia Civil destaca que esta reunión se consiguió en un tiempo récord, debido a la “influencia de uno de sus chicos”. Se trata de un hombre que presumía de tener influencia ante determinados políticos. Romanov no habló en la reunión, porque no domina el castellano, pero sí lo hicieron sus dos acompañantes. “Estuvieron peleándose con el jefe, que les acusaba de cambiar el proyecto, así que tuvieron que presionar y este prometió estudiar el caso”. Romanov le comunicó a su mujer por teléfono los detalles de esta reunión, que se celebró el pasado día 20 de diciembre de 2012.
“¿Te gusta esta manera de solucionar problemas para que no nos tomen por tontos?”. El individuo extranjero al que contrató para que le ayudara, también le comentó por teléfono a Romanov sus impresiones tras la reunión con este alto cargo de Costas.
De las conversaciones telefónicas se concluye que Romanov informó de este problema con la legalización de las obras a su jefe, Alexander Torshin, el vicepresidente del senado ruso, al que la Guardia Civil sitúa como propietario del hotel de Peguera. “He hablado con el Padrino (así denomina a Torshin) y si funciona, recibiréis unos incentivos”.
El informe policial destaca que el tiempo medio para conseguir la legalización de este tipo de construcción ronda el año. Sin embargo, la mafia rusa consiguió esta autorización en apenas tres meses, casualmente después de visitar a este alto cargo de la administración.
Además, estas gestiones se tramitaron durante las fechas navideñas. Precisamente, el día 3 de enero la Guardia Civil intercepta también una interesante conversación telefónica que mantiene una empleada de Romanov con la arquitecta que ha redactado el proyecto de la escalera. “Bueno, se ve que la reunión que tuvieron ha dado fruto (se ríe), se ve que ha mirado el proyecto y han intentado buscar una solución”.
Cinco días más tarde, esta empleada mantiene otra conversación con su jefe. Le comunica otra reunión que ella ha asistido con la administración. Le dice a Romanov que “el jefe de Costas le manda recuerdos”. El mafioso ruso da muestras de su satisfacción porque el problema burocrático se está resolviendo. Este responsable de este departamento oficial realizó un viaje a Madrid para defender el proyecto de la nueva escalera del hotel y conseguir la autorización.
El pago
La Guardia Civil detectó que Romanov tuvo que hacer frente a un pago por las gestiones que se habían realizado para legalizar la escalera exterior. El pago se lo hizo a uno “de sus chicos”. Le facilitó un sobre con dinero en metálico, si bien los investigadores no han podido determinar la cantidad que le entregó. El sobre no lo entregó Romanov, sino que lo hizo su esposa. Ello sorprendió a este individuo, que no solo se mostró algo decepcionado por la cantidad económica que recibió en metálico, sino que no encontró lógico que fuera la mujer quien le entregara en persona este sobre.
El hotel Mar i Pins de Peguera es la única inversión que logró realizar este grupo mafioso ruso en Mallorca. Sin embargo, a través de Romanov, estaba urdiendo un ambicioso proyecto para adquirir otros establecimientos turísticos. Romanov se había interesado por la compra de otros dos hoteles, todos ellos en la costa de Calvià. Uno de ellos tenía un precio de 15 millones de euros. Este dinero, según la Guardia Civil, procedía de los delitos cometidos en Rusia.
Curiosa manera que tiene de actuar Costas. La Administración del Estado en vez de denunciarlo a la policía, ceden a las pretensiones de un mafioso con rapidez asombrosa. ¿No se llama a esto prevaricación y negociaciones prohibidas?
¿No debería tomar medidas la Fiscalía Anticorrupción contra los funcionarios que intervinieron en el asunto?